Sandro Tonali volvió ayer, 28 de agosto, al fútbol tras diez meses de ausencia tras estar implicado en un escándalo de apuestas.
La vuelta de Tonali al Newcastle alegró a sus seguidores. Era la joya de la corona de 53 millones de libras del Newcastle United, un jugador que ya había triunfado en el AC Milan y destinado a brillar en la Premier League. Y brilló, al menos al principio. En su debut contra el Aston Villa, Tonali abrió el marcador y controló el partido con una presencia que desmentía su edad. Los cánticos de “Sandro Tonali, bebe Moretti, come espaguetis” retumbaron en St James’ Park, y el italiano se convirtió rápidamente en uno de los favoritos de la afición. Su cena informal en un pub Wetherspoon, de todos los lugares, no hizo más que ganarse el cari?o de los fieles Geordie. Parecía que el Newcastle había encontrado un jugador y hombre que entendía la ciudad y su gente.
Sin embargo, a medida que avanzaba la temporada, el rendimiento de Tonali fue decayendo. Surgieron rumores de a?oranza, de que la sombra de San Siro se cernía sobre su nueva vida en Inglaterra. La verdad, sin embargo, era mucho más compleja y preocupante. Bajo la superficie de las luchas de Tonali se escondía un secreto que pronto sacudiría al mundo del fútbol: luchaba contra una adicción al juego.
Vuelta y revancha
En octubre, el mundo de Tonali se vino abajo. Mientras estaba con su selección, la policía italiana, que investigaba una red de apuestas ilegales, irrumpió en la concentración del equipo nacional y se llevó a Tonali. Para Newcastle, aquello fue un golpe duro. “Fue un shock tremendo”, reflexiona Dan Ashworth, director deportivo del Newcastle en aquella época. Tonali había apostado en partidos de su propio equipo, el AC Milan. Las consecuencias fueron rápidas y graves: suspendido 10 meses, recortar su salario de 120.000 libras a la semana y una batalla muy pública contra sus demonios.
Al Tonali admitir su culpa y cooperar con las autoridades, le libraron de una sanción más severa de tres a?os. Sin embargo, el da?o ya estaba hecho, y el camino por redimirse había empezado. El centrocampista se volcó en su recuperación, asistía a terapia contra la ludopatía en Milán y entrenaba rigurosamente con el Newcastle durante su suspensión. A pesar del revés, la resistencia de Tonali salió a relucir. Aprendió inglés, se integró en la comunidad del Newcastle y siguió entrenando como si cada día fuera un partido.
Desafíos por delante
Esta semana, Sandro Tonali ha protagonizado su esperado regreso en el partido de la Copa Carabao del Newcastle contra el Nottingham Forest. Era su primer partido oficial en 10 meses, y todas las miradas estarán puestas en él. El entrenador del Newcastle United, Eddie Howe, que ha estado al lado de Tonali durante todo este calvario, se muestra prudentemente optimista. “Físicamente, está muy en forma, solo necesita estar a punto para el partido”, comentó Howe. “Estará listo para jugar, pero no estará en su mejor condición hasta dentro de un mes o así”.
La vuelta de Tonali se produce en un momento en el que el Newcastle se encuentra en la encrucijada de la ambición y la moralidad. El club, ahora propiedad mayoritaria del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí, se enfrenta a un delicado equilibrio. El juego, haram en el islam, está prohibido en Arabia Saudí, pero el Newcastle tiene patrocinios lucrativos con empresas de apuestas en línea. La ironía es evidente, y a nadie se le escapa. Tonali, como parte de su castigo, pasará los próximos ocho meses yendo y viniendo de Italia, formará a sus compa?eros sobre los peligros del juego e irá a clínicas de adicción.
Para el Newcastle, más que devolver a un jugador al campo, la cosa es gestionar los efectos a largo plazo de la adicción. “No creo que se pueda vencer una adicción”, se?aló sabiamente Howe. “No quiero restar importancia a la batalla que Sandro tendrá que librar el resto de su vida. Pero ha demostrado una gran fortaleza mental. Creo que con el tiempo verás a una persona mucho más fuerte”.
Empieza un capítulo nuevo
La historia de Tonali aún no termina. Su vuelta a los terrenos de juego es solo un paso en un largo camino de recuperación y redención. La presión será inmensa para rendir y demostrar que ha aprendido de sus errores. Es probable que los seguidores del Newcastle, conocidos por su lealtad, vuelvan a abrazar a Tonali, pero el camino que tiene por delante está plagado de desafíos.
Mientras Tonali calienta motores antes de un posible regreso a casa en St James’ Park, lo hará con fondo de anuncios de apuestas parpadeantes. Es un recordatorio del mundo que intenta dejar atrás. Pero si algo ha demostrado esta saga es que Sandro Tonali no es solo un futbolista; es un luchador. Y en el implacable mundo del fútbol profesional, eso podría bastarle para salir adelante.
Los próximos meses revelarán si Tonali puede traducir su crecimiento fuera del campo en brillantez dentro de él. Por el momento, el Newcastle espera que el jugador del que se enamoró encuentre el camino de vuelta, más fuerte y más sabio que antes.